Princesas de Disney... ¿OMG?
Últimamente me he estado encontrando con esos momentos donde te das cuenta que existe una generación de gente joven que no conoce las referencias a cultura pop que das. La última ocasión que me pasó esto, frente a gente desconocida, fue cuando no podía utilizar a los Caballeros del Zodiaco para explicar constelaciones durante una noche de observación dedicada a niños.
Ya voy de caída; existe una generación que no sabe NADA de los Caballeros del Zodiaco.
A manera más personal y no tan pública, me encontré con uno de esos momentos mientras leía este interesantísimo artículo del New York Times: What's Wrong With Cinderella? (en inglés). Básicamente, existe una especie de "universo alterno" o alguna especie de agujero de gusano o una de esas cosas que usan quienes escriben ciencia ficción, que permite combinar en el mismo espacio (con algunos metros de diferencia) y en el mismo tiempo a todas las "Princesas" de las películas animadas de Disney.
Como detalle interesante, les invito a que vean la imagen de las princesas y traten de adivinar quién puso la mesa de té.
Les daré una pista; su nombre comienza con "P" y termina en "ocahontas". Por algo debe tener esa cara de enojo. Y como dato curioso, creo que a Alicia la dejaron tomando té en esa mesa para irse de fiesta con la princesa Tiana y así poder tener a una "Princesa" afrodescendiente y venderle más basura a la gente. Ese fue un movimiento muy astuto, espero que Alicia no termine como el Sombrerero Loco; lo cual me lleva a otro detalle interesante. Hay algo muy perturbante en todo esto, y creo que no puedo hacer el énfasis suficiente que tan extraño y raro me parece el hecho de que las "Princesas" no hacen contacto visual las unas con las otras cuando se encuentran en el mismo cuadro; léanlo de nuevo: Las Princesas de Disney NUNCA hacen contacto visual entre ellas cuando están en el mismo cuadro. Me da escalofríos.
Dejando de lado cualquier tipo de odio psicopático que puedan albergar las unas por las otras debido a ese lapsus espacio-temporal que las llevó a estar todas juntas en una especie de jardín de la eterna primavera, quisiera hacer notar algo que no había discutido con nadie y quizás no lo haga después.
Cuando era pequeño, viví el furor de la película de "La Sirenita"; ahora entiendo que esa película se promocionó mucho debido a que era la primera película animada de Disney con magia, princesas (que además copiaba asquerosamente un cuento de Hans Cristian Andersen) que aparecía desde "La Bella Durmiente". Ignoro a qué tipo de grupo demográfico intentaban captar con la película; recuerdo que la pusieron en mi primaria, de un VHS con voces en inglés; probablemente entré al final de la película o quizás terminamos de verla ya que la única imagen que recuerdo de ella era la de un barco que se hundía en el mar y, según recuerdo, ésa es una de las últimas escenas... Aunque también podía ser una de las primeras... No importa, tenía 6 años y sentía una fascinación particular por la historia, los dibujos y las canciones.
Algo curioso con todo esto es que, siendo yo un niño, sentía mucha presión social al momento de aceptar que me gustaba o me interesaba esa película. Y en particular esto se debía a una serie de factores que ahora identifico y aprovecho para discutir comentar. Además del hecho que me gustaba una película "para niñas", estaba el detalle de los personajes. ¡No había con quien identificarme en la película!... En principio.
Por ejemplo, estaba Flounder, (que no tengo ni idea si se llama de otra forma en español) un pecesito amarillo; siempre pensé que ese pez se parecía más a mi hermano. No había mucho qué verle al pecesito... era amarillo, tenía aletitas, seguro apestaba y probablemente terminó muerto o en alguna pecera después de las miles aventuras a video que tuvo con la sirenita.
Luego estaba Sebastián; el cangrejito caribeño cantarín. Era rojo, con labios gigantes y un acento extravagante y jacarandoso. El problema con ese personaje es que era una especie de Pepegrillo versión subacuática (son insectoides y chiquitos, fácilmente despreciables) y nunca me he identificado como la voz de la razón y menos cuando tenía 6 o 7 años. Además lo mío no son los tamborcitos.
Los otros personajes masculinos de la historia, que podían tener alguna relevancia, incluían a una gaviota despistada, cuya aparente falta de inteligencia encontraba graciosa; el papá de Ariel, el rey Tritón, que básicamente funcionaba como la figura paterna dominante de la cual hay que escapar (para caer en los brazos de otra figura masculina probablemente dominante). Es un villano mal logrado en la historia y evidentemente no me apetecía identificarme con alguien que tenía barba de Gandalf, tridente de diablito, un montón de hijas (no me sorprende que su esposa se haya MUERTO), y los pectorales de Arnold Schwarzenegger en su juventud (Y eso es decir mucho, el señor parece tener como 300 años y todavía está fortachón), ¿Cómo se suponía que podía identificarme con alguien como ese señor?, ¡Tenía 6 años!.
Pero bueno, el último sujeto que me quedaba en todo el bolón de personajes "buenos" era el encantador príncipe Eric; un apuesto, coqueto y valiente príncipe marinero con ojitos color "azul soñador" y que, además, resulta ser muy despistado y prefiere, por sobre alguien a quien conoce más o menos bien, buscar a una persona que le cantó y se le apareció en un sueño producido por la hipoxia que le produjo estar a punto de ahogarse. Y bueno, ¿de qué otra forma se podría explicar el despiste que tiene durante toda la película? ¡El sujeto ni se da cuenta que un montón de pajaritos, tortugas, sapos o ranas o la familia extendida de la princesa Tiana le estaba cantando "Shalalalalala bésala"! No es nada más que una característica de la hipoxia:
Para mi [in]fortuna, las buenas capacidades narrativas de Disney me llevaron a identificarme con la protagonista de la historia: Ariel. Una chica mitad primate, mitad pez cuya ascendencia debió haber participado en algún rito de iniciación a la ictiofilia que salió muy, pero muy mal. Tiene sueños, problemas, esperanzas... y sobre todo, un amor ciego por alguien de otra especie. Sencillamente encantadora. Hay que reconocerle, además, que usa caparazones de crustáceos muertos (¿la familia de Sebastián, quizás?) como un método eficaz para censurar sus pechos inútiles; dudo que las sirenas sean mamíferas. Eso sí que es talento.
La desgracia de todo esto es que, para alguien como yo que gustaba de los transformers porque le llamaba la atención cómo diablos entraba un robot dentro de un carro (notaba las inconsistencias de tamaño desde pequeño), y que además gustaba de ver La Princesa de los Mil Años; La Princesa Caballero; La Ranita de Metan y otro montón de caricaturas extrañas es que crecí con la idea de que los retos y las aventuras se llevaban a cabo sólo cuando eras una rana o una abejita o tenías a tu servicio robots o cosas super-poderosas. Es decir, no lograba verme como "La ranita valiente" y en general me gustaban más las aventuras tranquilas, dramáticas y altamente esclavizantes dirigidas a las niñas. Eventualmente tuve que "adaptarme" a los roles de género que se me exigían y no fue hasta que llegó Sailor Moon que volví a reencontrarme con mis ideas exóticas de los roles de género y a identificarme con Amy (la listilla e inadaptada del grupo), y aclaro, estoy hablando de identificación no de atracción.
Dejando de lado cualquier tipo de odio psicopático que puedan albergar las unas por las otras debido a ese lapsus espacio-temporal que las llevó a estar todas juntas en una especie de jardín de la eterna primavera, quisiera hacer notar algo que no había discutido con nadie y quizás no lo haga después.
Cuando era pequeño, viví el furor de la película de "La Sirenita"; ahora entiendo que esa película se promocionó mucho debido a que era la primera película animada de Disney con magia, princesas (que además copiaba asquerosamente un cuento de Hans Cristian Andersen) que aparecía desde "La Bella Durmiente". Ignoro a qué tipo de grupo demográfico intentaban captar con la película; recuerdo que la pusieron en mi primaria, de un VHS con voces en inglés; probablemente entré al final de la película o quizás terminamos de verla ya que la única imagen que recuerdo de ella era la de un barco que se hundía en el mar y, según recuerdo, ésa es una de las últimas escenas... Aunque también podía ser una de las primeras... No importa, tenía 6 años y sentía una fascinación particular por la historia, los dibujos y las canciones.
Algo curioso con todo esto es que, siendo yo un niño, sentía mucha presión social al momento de aceptar que me gustaba o me interesaba esa película. Y en particular esto se debía a una serie de factores que ahora identifico y aprovecho para discutir comentar. Además del hecho que me gustaba una película "para niñas", estaba el detalle de los personajes. ¡No había con quien identificarme en la película!... En principio.
Por ejemplo, estaba Flounder, (que no tengo ni idea si se llama de otra forma en español) un pecesito amarillo; siempre pensé que ese pez se parecía más a mi hermano. No había mucho qué verle al pecesito... era amarillo, tenía aletitas, seguro apestaba y probablemente terminó muerto o en alguna pecera después de las miles aventuras a video que tuvo con la sirenita.
Luego estaba Sebastián; el cangrejito caribeño cantarín. Era rojo, con labios gigantes y un acento extravagante y jacarandoso. El problema con ese personaje es que era una especie de Pepegrillo versión subacuática (son insectoides y chiquitos, fácilmente despreciables) y nunca me he identificado como la voz de la razón y menos cuando tenía 6 o 7 años. Además lo mío no son los tamborcitos.
Los otros personajes masculinos de la historia, que podían tener alguna relevancia, incluían a una gaviota despistada, cuya aparente falta de inteligencia encontraba graciosa; el papá de Ariel, el rey Tritón, que básicamente funcionaba como la figura paterna dominante de la cual hay que escapar (para caer en los brazos de otra figura masculina probablemente dominante). Es un villano mal logrado en la historia y evidentemente no me apetecía identificarme con alguien que tenía barba de Gandalf, tridente de diablito, un montón de hijas (no me sorprende que su esposa se haya MUERTO), y los pectorales de Arnold Schwarzenegger en su juventud (Y eso es decir mucho, el señor parece tener como 300 años y todavía está fortachón), ¿Cómo se suponía que podía identificarme con alguien como ese señor?, ¡Tenía 6 años!.
Pero bueno, el último sujeto que me quedaba en todo el bolón de personajes "buenos" era el encantador príncipe Eric; un apuesto, coqueto y valiente príncipe marinero con ojitos color "azul soñador" y que, además, resulta ser muy despistado y prefiere, por sobre alguien a quien conoce más o menos bien, buscar a una persona que le cantó y se le apareció en un sueño producido por la hipoxia que le produjo estar a punto de ahogarse. Y bueno, ¿de qué otra forma se podría explicar el despiste que tiene durante toda la película? ¡El sujeto ni se da cuenta que un montón de pajaritos, tortugas, sapos o ranas o la familia extendida de la princesa Tiana le estaba cantando "Shalalalalala bésala"! No es nada más que una característica de la hipoxia:
Le falta mucho aire en la cabeza a ese pobre príncipe. Así que no, Eric no fue con quien me podía identificar.
El compromiso de las funciones intelectuales es un signo precoz de la presencia de hipoxia. Existe compromiso del pensamiento, que se hace lento, el cálculo es impreciso, el juicio pobre, la memoria incierta y el tiempo de reacción se retarda considerablemente.
Para mi [in]fortuna, las buenas capacidades narrativas de Disney me llevaron a identificarme con la protagonista de la historia: Ariel. Una chica mitad primate, mitad pez cuya ascendencia debió haber participado en algún rito de iniciación a la ictiofilia que salió muy, pero muy mal. Tiene sueños, problemas, esperanzas... y sobre todo, un amor ciego por alguien de otra especie. Sencillamente encantadora. Hay que reconocerle, además, que usa caparazones de crustáceos muertos (¿la familia de Sebastián, quizás?) como un método eficaz para censurar sus pechos inútiles; dudo que las sirenas sean mamíferas. Eso sí que es talento.
La desgracia de todo esto es que, para alguien como yo que gustaba de los transformers porque le llamaba la atención cómo diablos entraba un robot dentro de un carro (notaba las inconsistencias de tamaño desde pequeño), y que además gustaba de ver La Princesa de los Mil Años; La Princesa Caballero; La Ranita de Metan y otro montón de caricaturas extrañas es que crecí con la idea de que los retos y las aventuras se llevaban a cabo sólo cuando eras una rana o una abejita o tenías a tu servicio robots o cosas super-poderosas. Es decir, no lograba verme como "La ranita valiente" y en general me gustaban más las aventuras tranquilas, dramáticas y altamente esclavizantes dirigidas a las niñas. Eventualmente tuve que "adaptarme" a los roles de género que se me exigían y no fue hasta que llegó Sailor Moon que volví a reencontrarme con mis ideas exóticas de los roles de género y a identificarme con Amy (la listilla e inadaptada del grupo), y aclaro, estoy hablando de identificación no de atracción.
Awww... Tan linda.
El punto con todo esto es que hoy en día las cosas no son tan ambiguas. Se hacen distinciones muy marcadas entre lo que es para niños y lo que es para niñas. Rosa y Azul bien distinguido para cada cual y esto lo vemos en la gran cantidad de mercancía y productos existentes con las "Princesas" de Disney. El problema está, no tanto con el hecho de la perpetuación de los estereotipos de mujer y de feminidad de 1950 en pleno siglo XXI; esto es muy peligroso en sí mismo en países que aún no han tenido una consolidación de la segunda ola feminista como pasa en México y en muchos lugares de América Latina y el mundo. El problema más grave aquí, es que las opciones desaparezcan. Tratándose de una compañía como Disney que se ha encargado de encarnar los "valores tradicionales" de las "familias de bien", es preocupante que se apropie de un mercado tan sensible como lo es el del adoctrinamiento infantil. Mattel ya tiene a Max Steel y a Barbie, ahora Disney viene a saturar el mercado con una linea dirigida a las niñas más pequeñas.
Esto viene pasando desde hace varios años; y en realidad no pretendo quejarme de todo lo que representa una linea de juguetes hecha exclusivamente para perpetuar el sueño inalcanzable del príncipe azul a una edad muy temprana; seguro que las personas que leen esto pueden ver todo lo que está detrás de las "Princesas" de Disney.
En realidad lo que pretendo es hacer ver que, [des]afortunadamente, soy una de las personas que, al no poder identificarme por completo con Transformers (¡el horror!) ni con las "Princesas" de Disney, nos vemos en la necesidad de relegarnos a ese mundo extraño, ajeno, lleno de magia y muy exótico de nuestro universo: ¡Japón!
No sé que habría hecho sin el animé que me mostraba sujetos andróginos y gente con problemas de identidad de género. ¡Gracias, Ranma!
Esto viene pasando desde hace varios años; y en realidad no pretendo quejarme de todo lo que representa una linea de juguetes hecha exclusivamente para perpetuar el sueño inalcanzable del príncipe azul a una edad muy temprana; seguro que las personas que leen esto pueden ver todo lo que está detrás de las "Princesas" de Disney.
En realidad lo que pretendo es hacer ver que, [des]afortunadamente, soy una de las personas que, al no poder identificarme por completo con Transformers (¡el horror!) ni con las "Princesas" de Disney, nos vemos en la necesidad de relegarnos a ese mundo extraño, ajeno, lleno de magia y muy exótico de nuestro universo: ¡Japón!
No sé que habría hecho sin el animé que me mostraba sujetos andróginos y gente con problemas de identidad de género. ¡Gracias, Ranma!
Ya sé que era igualmente romántico. Pero
era mejor que nada... Además había un panda.
era mejor que nada... Además había un panda.
Deberíamos hacer que se junten todos los personajes exóticos de las series de anime y promocionarles como alternativas a las princesas; algo al estilo de lo que hace Clamp con Tsubasa Reservoir Chronicle.
¡Saludos!
Edición: Parece ser que los videos a veces no se pueden ver. Por favor avísenme para poner los enlaces en vez de pegarlos acá.
¡Saludos!
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